Publicado en 1963 fue un libro central del boom de la literatura latinoamericana: autores de todo el continente comenzaron a ser muy leídos en sus países y en Europa. En las cartas, Cortázar cuenta que no fueron los lectores de su generación los que comprendieron o valoraron la obra, sino los más jóvenes, que encontraron en ella un desafío y una perspectiva irreverente.
Entusiastas con la apuesta lúdica y con la idea de un viaje en el que la aventura cosmopolita se articulaba con la búsqueda existencial y el descubrimiento erótico. Cortázar, esquivo ante la forma novela, pensó que ésta podría llamarse juego, mandala o laberinto místico. O, como finalmente decidió.
Esta muestra homenajea esa vocación lúdica y propone al visitante distintos recorridos: el que le dicte la habitual distribución del espacio; el que propone el tablero con las estaciones numeradas o el que le sugieran sus ganas y curiosidad.
La muestra incluye una exposición bibliográfica de las primeras ediciones de Cortázar, llamada “El otro cielo”.
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